Entre las actuaciones que el Ayuntamiento de Colindres ha efectuado en el último año para la mejora y acondicionamiento de diferentes calles, podemos destacar las realizadas sobre una de las arterias principales del municipio: la Calle Heliodoro A. Fernández. La finalización de su renovación es una ocasión ideal para recordar y reivindicar a la figura histórica que le da nombre, profundizando en lo posible en su biografía y su personalidad, y valorando la importancia que ha tenido para el devenir de la villa.
Heliodoro A. Fernández es, sin duda, para los colindreses el nombre de una de las calles más dinámicas del municipio. Pero esta nomenclatura vial, que aún no es centenaria en nuestro callejero, responde al homenaje que el ayuntamiento de Colindres hizo a Heliodoro Antonio Fernández Amieyro, indiano de capital argentino y natural de Colindres, poniéndole su nombre a una de sus calles tras sufragar éste altruistamente varias obras, hoy emblemáticas, en su Colindres natal: el Kiosco de la música, el reloj del Ayuntamiento y el vallado perimetral de la alameda del Barrio Nuevo.
Aunque Heliodoro nació en Colindres en el año 1878, era hijo de padres gallegos que por motivos laborales se asentaron en esta villa: Nicolás Fernández y Matilde Amieyro, naturales de Mondoñedo y Vilela (Lugo) respectivamente, llegaron a Colindres tras asignársele a él el puesto de Carabinero de esta plaza.
La residencia familiar fue una vivienda en el Campo de las Ferias en la que permaneció su madre, tras el fallecimiento de su padre, hasta su defunción en 1927. Matilde Amieyro fue enterrada en el cementerio de Colindres en donde aún se conserva una lápida en la que reza el recuerdo de su hijo.
Apenas cumplidos los 14 años Heliodoro emigró a Argentina reclamado por uno de sus hermanos mayores, Manuel. Este residía en San Antonio de Areco con su familia, trabajando como maestro en un proyecto de alfabetización dentro de un acuerdo entre los gobiernos español y argentino.
Y fue en San Antonio de Areco donde Heliodoro dio sus primeros pasos como comerciante tras la apertura de una tienda, tipo almacén, en la que vendía un poco de todo: alimentación, enseres, herramientas, aperos agrícolas, etc. Poco después invirtió en tierras pampeanas para pasto de ganado vacuno.
Sus habilidades en los negocios le permitieron crecer diversificando sus horizontes comerciales: estudió las necesidades del momento y decidió abrir un taller de confección de ropa para obreros en Buenos Aires.
Tras el éxito de esta iniciativa dio un paso más y amplió el negocio textil dirigiendo sus creaciones a otros destinatarios con la apertura de una sección de confección de ropa para bebés. En esta sección conoció a María Cánepa Solari, una modista de 20 años de origen italiano, con la que acabó casándose en 1909.
Tuvieron dos hijos, María Luisa y Heliodoro, responsables, años más tarde, del regreso de Heliodoro a España al elegir para ellos el sistema educativo español. En 1920 la familia se trasladó definitivamente a Madrid. Heliodoro y su mujer viajaron posteriormente en numerosas ocasiones a Buenos Aires para atender aquellos negocios cuyos beneficios acabaron convirtiéndole en benefactor del municipio de Colindres, en junio del año 1923, tras la financiación de un templete para la música en la alameda llamada por aquel entonces Alameda de Eduardo Durante.
Su mecenazgo había comenzado diez años antes, en 1913, donando el reloj de la fachada del ayuntamiento. En junio de 1923 el ayuntamiento de Colindres, en sesión extraordinaria y por unanimidad, acordó nombrarle hijo predilecto de la villa, y se le emplazó a asistir el día 8 de julio a Colindres a una fiesta en su honor, en la que se le hizo entrega de una placa de plata repujada agradeciendo su munificencia para con este pueblo.
Heliodoro A. Fernández falleció en Madrid el 17 de octubre de 1955.
Sus dos nietos, quienes nos han facilitado esta información, mantienen que siempre tuvo un cariño y afecto muy especial por Colindres.
Pie de foto: Heliodoro A. Fernández y actual reloj del ayuntamiento
Textos: Yolanda Arce y Ángel Revuelta
Digno de admiración, por todo lo que aportó y/o donó (como lo podemos observar en el reloj del Ayuntamiento) para que Colindres creciera. Eso demuestra que tenía mucha Sensibilidad en su Corazón y digno de respeto. Muy Merecido homenaje a Heliodoro Fernández.